“Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura”
Mr. 16:15
Las palabras que dijo Jesucristo antes de partir son muy claras. En el versículo del encabezado hay tres cosas que apreciar. Salir al mundo, el cual es tu barrio, la escuela, la facultad, el trabajo. Predicar el evangelio de salvación a través de la sangre de Cristo. Y lo más importante ¿a quien? “a toda criatura”.
Realmente es precioso poder predicar y hablar a otros del amor de Dios. Pero muchas veces nosotros hacemos algo que Dios no hace; hacemos acepción de personas. Esto es realmente triste. Algunas veces sin darnos cuenta solo predicamos a los “normales” y a los que a nuestros ojos son “raros” dejamos que otro le predique del amor de Cristo. Yo me pregunto, ¿las prostitutas, los homosexuales, las lesbianas, los mendigos, los ladrones, los ateos, los que niegan el evangelio, los depresivos, los chicos de las tribus urbanas?, y tantos más. ¿No necesitas del evangelio y de la sangre liberadora de Cristo? Muchas veces solo miramos lo que esta delante de nuestros ojos y nuestros prejuicios nos impiden ver que todas las personas, absolutamente todas, precisan oír el evangelio. Detrás de las apariencias exteriores hay un corazón en cada hombre y en cada mujer de este mundo, un corazón que esta esperando escuchar de ti y de mí las palabras de que pueden librarles de la condenación. No dejemos que nuestros prejuicios nos engañen. Salgamos y prediquemos a toda criatura.
¿Le predicaras a alguien hoy?
Por Andrés Vellano.
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