Lunes 05. ¿Locura o poder de Dios?

“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es a nosotros, es poder de Dios”
1ra de Corintios 1: 1
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Hay dos cosas con la que se compara la Palabra (La Biblia) de Dios. Y esas dos cosas tienen que ver con dos grupos de personas. “los que se pierden” y “los que se salvan”.
Para el primer grupo es una “locura”. Los filósofos, eruditos de las ciencias naturales y evolucionistas creen que es una locura que el mundo sea halla creado por un Dios poderoso. Para los jóvenes es una locura no “disfrutar” de los placeres y del sexo desenfrenado solo porque en la Biblia dice que a Dios no le agrada. En fin, las personas que no tienen en cuenta a Dios piensan que es una verdadera locura aceptar los estatutos y ordenanzas que Dios pide en su Palabra.
Para los que creemos en Cristo como nuestro Salvador, la Biblia es “poder de Dios”. Poder de transformar el corazón más duro, poder para darnos paz en los momentos de tristeza y agonía, poder para hacernos tomar la mejor decisión, poder para entender lo que pasa a nuestro alrededor, poder para hacernos escuchar la voz de Dios, poder para darnos fe, poder para comprender el amor de Dios, poder para que vivamos confiadamente. En las escrituras encontramos las respuestas a todas nuestras inquietudes. Hay un pasaje para cada situación que estamos viviendo.
Los que ya somos hijos de Dios, tenemos el privilegio de leer cada día las sagradas escrituras y de conocer más a nuestro Dios. Pero aquellos que se pierden que aun no tienen a Cristo como Salvador; ahora es el tiempo de entregar su vida a Dios. Los problemas no desaparecerán, pero sentirán calma y paz al tener la seguridad de la vida eterna en Cristo Jesús. Solo hace falta reconocer los pecados y aceptar a Jesucristo como único Salvador.

Por Andrés Vellano.

Sábado 03/ Domingo 04. Aunque afligido.

“Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mi…”
Salmos 40:17


Muchas veces por problemas o circunstancias pasajeras (enfermedad, economía, etc) nos sentimos solos en medio de una gran multitud, afligidos, tristes, angustiados, aquellos amigos que decían serlos ya no están y ni se acuerdan que existimos. Nuestra alma siente un gran vacío y dolor, ya no damos más, sentimos que nos morimos por dentro.
Pero déjame que te diga algo: en medio de esa gran soledad hay alguien que siempre a tu lado está y que se acuerda de vos, Jehová es quien te cubre bajos sus alas y te llena de su gran amor y paz (Salmos 40:17 “Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mi…”).
Él es quien te dice no estas solo, yo estoy contigo todos los días de tu vida para ayudarte, cuidarte, protegerte y darte todo mi amor (Salmos 61:7 “En Dios está mi salvación y mi gloria, en Dios está mi roca fuerte y mi refugio).
Así que cuando te sientas solo, sin nadie que te escuche recuerda que Dios toma de tu mano y te dice aquí estoy.

Por Nicolás Bruselario.

Viernes 02. Sacrificio.

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.”
Romanos 12:1


Cuando los hombres nos enamoramos de una chica (al igual que las chicas) buscamos como sea estar la mayor cantidad de tiempo posible con ella, así podemos charlar realizar actividades juntos y de ese modo conocerla más. No hay cosa tan reconfortante que pasar momentos con aquella persona de la que nos hemos enamorados y a quien un día decidimos amar y entregarle por completo nuestro corazón. Pero esto necesita un “sacrificio” que según el diccionario es aquello que habiendo sido dedicado a algo en particular no puede ser reclamado. Cuando nos convertimos a Cristo cada uno en particular ha tomado la decisión de amarle y seguirle en todo momento, porque estamos enamorados de El, ahora esto implica un sacrificio muchísimo mayor que en el primer caso, porque nos comprometemos con nuestra vida para El, es decir espíritu, alma y cuerpo; y cuando digo sacrificio me refiero a que nuestros cuerpos y nuestro ser entero no puede ser reclamado por las cosas del mundo. Sólo le pertenece en todo momento a Dios. De esta forma es cómo debiéramos vivir, Romanos 12 y 13 nos hablan bien claro sobre nuestras actitudes como cristianos. Hoy te quería invitar a que pienses sobre aquellos momentos de tu día en los que te olvidas de Dios y una vez encontrados esos momentos, pidas en oración cambiar.

Por Aléxis Barolín.

Jueves 01. Paz.

“Me vino un mensaje veraz, mensaje de gracia y poder, que trajo a mi alma la paz, la paz que quise obtener. ¡Paz, paz! si paz, don que recibo de Dios; ¡que maravilla es la paz!, la paz, el don de mi Dios”. (Himnos y cánticos Nº 245)

Son las palabras que A N Jones escribía para de alguna manera tratar de explicar la paz, la tranquilidad que inundaba su alma al haber creído en el Señor Jesús como su salvador. Una paz que no se compara con nada que pueda dar este mundo. Una paz que no se compra con dinero, una paz que no da el dinero, y que ninguna religión, filosofía o escuela de pensamiento puede alcanzar. Es la Paz de Dios. Para obtener la paz de Dios primero es necesario obtener la paz con Dios. La paz de Dios se disfruta a diario. La paz con Dios se obtiene creyendo en el Señor como mi salvador personal. Para ello es necesario reconocerse que uno por si mismo no puede cambiarse o mejorarse. Que somos incapaces de hacer algo bueno por nosotros mismos. Que con un solo pensamiento malo, ya ofendimos a Dios y Dios que es justo, no puede tolerar tal conducta. Por eso por más insignificante que parezca alguna falta que cometemos, merecemos la muerte. La palabra de Dios nos explica por que: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dadiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). “Dios, que es rico en misericordia, con su gran amor con que nos amo, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos). (Efesios 2: 4, 5).
Dios es justo y soberano, pero también es amor. Para obtener la paz con Dios y disfrutar la paz de Dios, solo basta confesarle nuestros pecados, y creer en la obra de la cruz cumplida completamente por nuestro Salvador el Señor Jesucristo. Si tienes esta paz, podrás cantar con convicción “¡que maravilla es la paz!, la paz, el don de mi Dios”

Por Lucas Paulino.