Viernes 11. Crecer.

"Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano."
1º Cor 15:58

Cuando nace un bebé, desde su madre hasta todos los familiares cercanos se gozan en el Señor por el nuevo ser que viene a este mundo. Solo se expresan palabras de agradecimiento a Dios por el cuidado del bebé durante los nueve meses en la panza de la mamá. Los primeros días de vida se lo cuida con mucho esmero para que pueda tener todo lo necesario para un crecimiento acorde a su poco tiempo de vida.
Luego cuando los meses han pasado, comienza el período de alimentación, no solo con la leche materna, sino que también se le provee del alimento sólido, necesario para el crecimiento del bebé.
Así es la persona que conoce a Cristo en su corazón, necesita primero alimento fácil de digerir, para luego pasar a porciones de la palabra de Dios, más nutrientes para el crecimiento espiritual.
Este crecimiento se debe dar como dice el versículo del encabezamiento, en forma FIRME Y CONSTANTE. Firmes en la persona del Señor Jesucristo, porque el es la roca inconmovible de los siglos. Si queremos crecer en la obra del Señor, el único fundamento debe ser Cristo Jesús. Constantes nos da la idea de que el crecimiento es día a día, no solo los domingos o cuando tenemos algún evento especial en la iglesia.
La mies es mucha, mas los obreros pocos, pero el trabajo echo de corazón, lleva su fruto para el Señor de la mies.
Que el servir al Señor sea de todo corazón, que ames siempre al Señor de la obra y no tan solo a la obra en sí.
Que puedas CRECER en su obra SIEMPRE. Que madures para el Señor y no seas como de los que dijo el apóstol Pablo: “tengo que volver a dar la primera leche espiritual”

Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el CRECIMIENTO.

Por Gaston Barolin.