“He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”
Mateo 28: 20
Hay muchas cosas que son duras y difíciles de afrontar. No quiero citar ejemplos, solo quiero detenerme a meditar en la soledad. Esa sensación tan desagradable que pareciera llegar en el momento más inoportuno. Si estamos en una crisis, pasando un problema, una prueba…, es ahí donde muchas veces esta indeseable soledad aparece. Para colmo, uno siente que es un incomprendido, que nadie te entiende. En fin, una de esas situaciones que a todos nos toca vivir.
Pero por más que solo que creamos estar, hay Alguien que nos dice tiernamente “aquí estoy”, para enjugar tus lagrimas de tristeza; “aquí estoy” para abrazarte y decirte que también yo estuve solo; “aquí estoy” en la noche más amarga y dura; “aquí estoy” siempre que me necesites; “aquí estoy” porque te amo. Esa persona tan amorosa e indescriptible por su santidad y misericordia, es Jesucristo. No dejemos que la soledad nos amargue, tengamos presente que siempre, siempre, hasta el fin del mundo el Cordero de Dios, el Hijo amado, el Salvador, estará junto a nosotros.
Sé que es difícil superar a veces esto, pero cuando estemos en el valle de la soledad, escuchemos esa hermosa voz que nos dice “aquí estoy”
Por Andrés Vellano.