Martes 16. Verdaderamente libres.

“…si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”
Juan 8:36


La libertad, a lo largo del tiempo y las culturas en la humanidad, es una palabra que siempre ha resonado en el corazón del hombre. Es que el hombre busca y quiere ser libre. Cuando Jesús les dice a los judíos que la verdad los llevaría a ser libres, ellos enseguida le replican que no eran esclavos de nadie y por tanto no necesitaban ser libres. A esto Jesús les responde que todo aquel que hace pecado, esclavo es del mismo. Y lamentablemente, a veces buscamos en tantas alternativas diferentes, la manera de ser libres, cuando en realidad la causa de nuestra esclavitud, es el pecado. Aquellos que hemos creído en el Hijo de Dios, quien murió en la cruz por nosotros y es nuestro Salvador, somos libres, de la condena y el dominio del pecado. Más corremos el riesgo de volver a estar sujetos al yugo de esclavitud, si con nuestras acciones volviéramos a lo que ya hemos dejado.
Solo el Hijo, Cristo, puede libertarnos verdaderamente. Ya nos dio la libertad al romper las cadenas de esclavitud del pecado. Pero tiene que llevarnos cada día a estar firmes en la libertad con que Él nos hizo libres, y ese lugar solo nosotros se lo podemos dar. Busquemos estar firmes en esta libertad, no malgastemos el tiempo ni nos deslicemos. Y si aún no tenemos a Cristo, pidámosle que él entre a nuestro corazón y nos haga libres de verdad.

Ser libre verdaderamente implica haber conocido a Cristo y andar hoy su camino.

Por Matías Navarrete.

Lunes 15. Trabajar duro.

“Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano”
1ra de Corintios 15: 58


¿Por qué es tan difícil? Es una pregunta que en repetidas oportunidades me cruza por la cabeza. ¿Por qué es tan difícil cumplir con los ministerios? No se si me pasará solamente a mi, o es un mal generalizado de los creyentes. Pero debo reconocer que en ocasiones se me vuelve muy difícil hacer las cosas para las que fui llamado. A veces siento que no descanso, durante la semana el trabajo secular y los preparativos para el fin de semana; sábado y domingo reuniones, andar de aquí para allá… y nuevamente lunes.
Pero cuando vamos a la Palabra de Dios nos encontramos con que las “vacaciones” no existen para los hijos de Dios. El mismo apóstol Pablo y Pedro, tuvieron vidas sacrificadas para el servicio a Dios. De lunes a lunes hay que servir y trabajar de corazón; y con amor sincero. Aprovechando cada oportunidad, cada instante para servirle con amor a nuestro gran Salvador.

No nos cansemos de trabajar para Dios, todo lo que esté a nuestro alcance es nuestra responsabilidad.

Por Andrés Vellano.

Viernes 12. La obra del diablo (III).

“El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir.”
Juan 10: 10


No hace falta más para darse cuenta de la obra final que el diablo espera lograr en cada creyente y en cada hombre y mujer de este mundo, es su destrucción total. La destrucción del alma en el lago de fuego. Satanás ya esta condenado a ese fin y desea llevar a cuantas almas pueda a ese lugar de tormentos. Y a los hijos de Dios nos tienta y pone infinidad de tentaciones para destruir nuestra vida de comunión, gozo y en dicha en el Señor.
No dejemos que esto se haga realidad en la vida de los creyentes, apoyémonos unos en otros y confiemos planamente en nuestro Salvador. Y sin duda, prediquemos el evangelio de Jesucristo, que es lo único que puede evitar que satanás hurte, mate y destruya las almas.

Firmes y adelante, huestes de la fe, sin temor alguno, que Jesús nos ve.

Por Andrés Vellano.

Miércoles 10. La obra del diablo (II).

“El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir.”
Juan 10: 10


En segundo lugar, vemos que satanás va a intentar “matar” todo lo espiritual en la vida de los creyentes. No se trata de la muerte física, sino de una muerte que involucra los aspectos espirituales.
Lo que lamentablemente no tiene a Cristo ya están “muertos” en delitos y pecados. Pero el intento del diablo no esta sobre los inconversos, pues ya son de el. Por el contrario esta sobre cada uno de los creyentes que aman a Dios y quieren ser fieles.
Si satanás logra matar tu comunión con Dios, sin duda todo lo espiritual comenzará a morir, la lectura de la Palabra, el amor fraterno, el deseo de orar y congregarse, etc. No por nada nosotros somos pámpanos (ramos de uva) y Cristo es la Vid, un pámpano que no esta unido a su planta, muere.

La comunión con Dios es la que nos da vida cada día, cuidémosla.

Por Andrés Vellano.

Martes 09. Principio y fin.

“…a fin de que el hombre nada halle después de él”
Eclesiastés 7:14b


A veces empezamos nuestro día a nuestra manera. Nos levantamos y comenzamos a realizar las actividades diarias, aquellas tareas que tenemos para hacer en el día, y cuando llegamos al final del mismo, nos damos cuenta de que en ningún momento hemos buscado nuestra comunión con Dios. Es así que quizá sobre el final del día, nos acordamos de ir a Su palabra para hallar consuelo y ánimo, cuando ya la jornada ha pasado y se termina. Que distinto sería comenzar, buscando comunión con el Señor, ¿verdad? Eso le daría otra perspectiva a nuestro día. Pero qué si hablásemos de nuestra vida, pues hay quienes sobre el final de ellas se dan cuenta de que lo que necesitaban en verdad, era estar más cerca del Señor, y se arrepienten quizá por el tiempo perdido. Gracias y gloria a Dios por aquellos que en la juventud, Él nos ha permitido conocerle. Eso indudablemente cambia el enfoque de nuestra vida.
El Señor dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” Él debe ser el primero y el último en nuestro día, y en nuestra vida. No esperemos a que acabe el día, busquémosle desde temprano. Y aún así con nuestra vida, no dejemos que pase el tiempo pues no sabemos de nuestras horas aquí, démosle prontamente al Señor lo que se merece, lo mejor. Si por la gracia de Dios hemos comenzado a caminar con Él, no nos conduzcamos de modo tal que lleguemos al final de nuestras vidas sin Él, porque el hombre después de Dios, no halla nada.

Que el Señor sea el principio y el fin, en nuestro día y en nuestra vida.

Por Matias Navarrete.

Viernes 05. La obra del diablo.

“El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir.”
Juan 10: 10


Es fácil saber que quiere Dios de nosotros. El Quiere el bien para cada uno de sus hijos, esto podemos encontrarlo en la Biblia con mucha facilidad. Pero ¿sabes que quiere el diablo de ti y de mí? Este pasaje nos ofrece un panorama claro, aunque poco alentador.
Lo primero que satanás intentará hacer en tu vida, es robar. Robarte la sonrisa, robarte los sueños, robarte la paz, robarte todo aquello que te produce felicidad. Su anhelo está puesto en tu ruina, en crear en tu vida un vacío.
Por ello es tan importante que cada creyente se aferre plenamente a Dios. No un fin de semana, no un domingo, sino cada día de su vida. Pues solo así el corazón está protegido de los robos del diablo.

No dejes que te roben aquello que amas, apégate a Dios y el cuidará de ti.

Por Andrés Vellano.

Miércoles 03/ Jueves 04. Jamás debe tener polvo.

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
Salmo 119: 105


El hombre desde que existe a tratado de dominar al oscuridad mediante diferentes métodos. Para ello, fue perfeccionando las lámparas. Alguna vez fueron de aceite, luego de kerosene, por baterías, eléctricas, etc, etc. Éstas daban seguridad en la noche, puesto que cumplían con una función clave, la de poder alumbrar en las tinieblas.
De la misma manea la Palabra de Dios es una lámpara que alumbra en medio de un mundo perverso. Ella es quien nos da seguridad a través de las promesas de Dios, es quien nos da esperanza de vida eterna por Jesucristo, es quien nos alienta en los momentos difíciles…es quien nos guía por el camino “nuevo y vivo”. Es quien nos habla del Salvador Jesucristo, quien dio la vida por nosotros.
Hermanos, nunca dejemos de meditar en sus páginas, pues es una lámpara que alumbra nuestro camino.

No dejes que tu lámpara se llene de polvo.

Por Andrés Vellano.

Martes 02. La inteligencia.

“…el temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal, la inteligencia.”
Job 28:28


La definición de inteligencia en el diccionario nos habla de la capacidad de comprender o entender, o de resolver problemas. Por otro lado puede ser que el mundo hoy llame “inteligente” a aquel que sabe hacer negocios y prospera, a aquel que se adapta fácilmente o tiene una destreza particular, o a aquel que sobresale en su clase por sacar la mejor nota en un examen. Sin embargo, la Biblia es clara y sencilla con respecto al sentido que le atribuye a la inteligencia, ella significa apartarse del mal. Apartarse para no pecar, para no caer y sufrir sus consecuencias, eso es ser inteligente. El camino de la inteligencia es el camino de la justicia y la prudencia. La sabiduría, es el temor del Señor. Pensemos en el ejemplo del mar, conocemos de él y sabemos que si no tenemos cierta precaución, aquel bonito océano con olas para bañarnos, puede resultar peligroso para nosotros. Por lo tanto le tenemos respeto. Esto es el temor del Señor, andar de manera tal que busquemos agradarle, sin hacer algo que él pueda aborrecer. Y esto a su vez es el principio de la sabiduría, como dice Proverbios.
El Señor es el Creador de todo cuanto vemos, el cielo es su trono y la tierra el estrado de sus pies. Verdaderamente grande es él en comparación a nosotros. Andemos con temor delante de él, y seamos sabios. Apartémonos del mal camino, y seamos inteligentes. Demos testimonio a este mundo de que la verdadera inteligencia empieza por seguir al Señor.

Ser inteligente no es ser capaz de hacer algo bueno, sino incapaz de hacer lo malo.

Por Matias Navarrete.

Lunes 01. Uno más, uno menos.

“Pero sabe, que sobre todas estas cosas te juzgará Dios”
Eclesiastés 11: 9


¿Alguna vez pecaste y no te importo? ¿no sentiste culpa? ¿te dijiste a ti mismo, que importa, al final un pecado más… si Dios me perdona? Si te ha pasado esto, es realmente muy lamentable. Antes que nada, debo decirte que a mí en un tiempo me paso. Tenia la conciencia cauterizada ().
A veces le quitamos el verdadero peso al pecado. Y es como si le diéramos un orden de gravedad, mentir, no es lo mismo que robar; por supuesto que no…pero para Dios son pecados, sin que uno sea más importante que otro. Cada uno de ellos, llevó a la cruz al Señor, ¿crees que hay uno mas “grave” que otro? Por pensar así, no nos preocupamos cuando mentimos, pero si cuando robamos algo. Y en realidad debiéramos preocuparnos por EVITAR CUALQUIER PECADO.
Puede que pienses, “es solo uno más” pero habrá un día, en que los libros serán abiertos y ahí saldrán a la luz todas aquellas cosas que fueron abominación ante Dios. ¿Cómo estará la lista de tus pecados? ¿será extensa o será acotada?

Ahora es el tiempo de olvidarnos del “uno más, uno menos” y decir “ni uno más”

Por Andrés Vellano.