Martes 09. Principio y fin.

“…a fin de que el hombre nada halle después de él”
Eclesiastés 7:14b


A veces empezamos nuestro día a nuestra manera. Nos levantamos y comenzamos a realizar las actividades diarias, aquellas tareas que tenemos para hacer en el día, y cuando llegamos al final del mismo, nos damos cuenta de que en ningún momento hemos buscado nuestra comunión con Dios. Es así que quizá sobre el final del día, nos acordamos de ir a Su palabra para hallar consuelo y ánimo, cuando ya la jornada ha pasado y se termina. Que distinto sería comenzar, buscando comunión con el Señor, ¿verdad? Eso le daría otra perspectiva a nuestro día. Pero qué si hablásemos de nuestra vida, pues hay quienes sobre el final de ellas se dan cuenta de que lo que necesitaban en verdad, era estar más cerca del Señor, y se arrepienten quizá por el tiempo perdido. Gracias y gloria a Dios por aquellos que en la juventud, Él nos ha permitido conocerle. Eso indudablemente cambia el enfoque de nuestra vida.
El Señor dice: “Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último” Él debe ser el primero y el último en nuestro día, y en nuestra vida. No esperemos a que acabe el día, busquémosle desde temprano. Y aún así con nuestra vida, no dejemos que pase el tiempo pues no sabemos de nuestras horas aquí, démosle prontamente al Señor lo que se merece, lo mejor. Si por la gracia de Dios hemos comenzado a caminar con Él, no nos conduzcamos de modo tal que lleguemos al final de nuestras vidas sin Él, porque el hombre después de Dios, no halla nada.

Que el Señor sea el principio y el fin, en nuestro día y en nuestra vida.

Por Matias Navarrete.