“Pilato le respondió: Tu nación, y tus principales sacerdotes, te has entregado a mi. ¿Qué has hecho?”
Juan 18: 35
Jesús estaba viviendo sus últimas horas antes de la cruz; y Pilato el romano le interroga con las palabras del encabezado. Este hombre no entendía porque los principales judíos y el pueblo le querían ver muerto a Jesús. Entonces lo que hace es preguntarle directamente -¿Qué has hecho? Cristo había anunciado al mundo del amor de Dios; El era la manifestación del amor de Dios…, “Porque del tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito…” (Juan 3: 16). El señor había hecho lo que Dios le pidió, es decir, hizo la voluntad del Padre “He acabado la obra que me diste que hiciese” (Juan 17: 4). El punto es que los hombres interrogaron a Jesucristo sobre sus hechos.
Pero un día, será a la inversa, cuando estemos delante de Dios y seamos interrogados con la misma incógnita ¿Qué has hecho? Cada uno de nosotros ha recibido de parte de Dios una tarea en particular. Cual la parábola de los talentos (Mateo 25: 14-30) Todos los siervos recibieron, unos más, otros menos. Pero cuando cada uno de ellos se presenta delante de su Señor, todos debieron dar cuenta de lo que hicieron.
La voluntad de Dios para cada uno de sus hijos es que estén trabajando y en comunión con El. No importa si a nuestros ojos nos resulta mucho o poco, todo lo que hagamos, que sea en el nombre de Dios. Y que sea con un corazón alegre y sencillo.
Estamos preparados para que se nos pregunte: ¿QUÉ HAS HECHO?
Por Andrés Vellano.