Viernes 24. La apatía (II).

"Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad."
Filipenses 2:13

Actuar de manera apática con Dios es trágico, pues significaría no tener interés en conocer más de nuestro Padre, o mostrar desgano ante la oportunidad de avanzar en una mejor relación con Él. Imaginemos si Dios mostrase una actitud de desgano en escuchar nuestras oraciones, que injusto sería eso pues: “Claman los justos, y el Señor oye, y los libra de todas sus angustias” (Salmo 34:17), sería una desgracia para nosotros. La misma injusticia hacemos en nuestro caso, cuando no elegimos ir a la Palabra de Dios para atender a lo que Él tiene para decirnos. Alguien indiferente es alguien que ignora y se pierde muchas bendiciones, la bendición de tener el consejo diario de Dios, su compañía en cada momento del día, su fortaleza en las tribulaciones, su consuelo en las incomprensiones y su amparo permanente en cada ocasión; simplemente por tener una mente obnubilada. Mientras Dios está trazándonos un horizonte hermoso para andar, nuestra cabeza se encuentra gacha, mirando hacia abajo. Mientras Él está intentando hablarnos, nuestro interés no responde a Su llamado.
Quizá esta no sea tu situación actual, pero si lo es, ten confianza plena en el Señor para volver pronto a Él, pues Dios no actúa como nosotros (Isaías 55:8). Siempre está listo a recibirte (S.Juan 6:37). Tengamos cuidado de nosotros mismos, dejemos de malgastar el tiempo y acerquémonos más a nuestro Dios con fe, para deleitarnos y recrearnos en Su sabiduría, y ser amorosamente orientados y animados en nuestra carrera.

La palabra de Dios es el antídoto contra toda apatía

Por Matías Navarrete.