18 de Nov. El barco de la vida

“En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud.
Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí todo.”
San Mateo 14:22-23


La tempestad en nuestras vidas.
Vivimos días en que las olas cada vez son más grandes y el viento sopla cada vez más fuerte y parece que nuestro barco se hunde en segundos. Las tormentas son de variadas intensidades y nadie está exceptuado de pasar por ellas.
Luchamos a más no poder empleando todo lo que creemos que sabemos para arribar a buen puerto, pero, llega el momento que nos damos por vencidos. Al darnos cuenta que solos no podemos y es allí cuando elevamos nuestra mirada y vemos la solución a la vista.

La solución a la vista.
Solo es cuestión de poner la mirada en las cosas de arriba y no en las de la tierra. (Col 3:2).
El Señor puede hacer cosas como vencer la ley de la gravedad y caminar hasta donde estamos nosotros. Les pasó a los discípulos que no le conocían cuando se acercó a la barca caminando sobre el agua. También nos pasa que no nos damos cuenta que el Señor Todopoderoso, Creador del universo, está a nuestro lado.
El Señor espera que le pidamos la ayuda solo a él, y responde de una manera asombrosa, con una sola palabra: VEN.
El mayor secreto de su ayuda radica en: NO SACAR LA MIRADA DEL SEÑOR, PONIENDO LOS OJOS EN EL AUTOR Y CONSUMADOR DE LA FE.

Tomar de la mano al Señor
El Señor te ama y quiere llevarte de la mano; solo debes decidir si lo haces o no.
Sal 37:23 dice: Por Jehová son guiados los pasos del hombre y el aprueba su camino, si el hombre cayere no quedará postrado porque Jehová sostiene su mano.
No hay nada más confortante en la vida cristiana que en el momento de la tormenta sentir la BUENA MANO DE DIOS.

Reflexión: Deja que el barco de tu vida lo guíe alguien que sabe: El Señor Jesucristo.

Por Gastón Barolin.