Sábado 11/ Domingo 12. Una dulce melodía.

“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos”
Romanos 5: 6


Hay una cosa que me gusta mucho, la música. Pero lamentablemente para mi (o para otros hermanos), Dios ha decidido no darme talento en relación a ella. Si bien canto en el coro de la iglesia, en ocasiones tengo que ir a clases particulares con la directora para poder “asegurar bien”; y así poder cantar correctamente.
La vida de los creyentes es una melodía, compuesta por el mismo Dios. Si andamos en obediencia y atento a las indicaciones del director, la melodía saldrá de manera agradable, sino, difícilmente entonaremos como es debido. Pero para que salga lindo el canto de la vida hay que dedicar tiempo y esfuerzo, al igual que dedico tiempo en ensayar con la directora, y esfuerzo en entonar. Hay que dedicar tiempo en escudriñar las Escrituras; y esfuerzo en luchar contra las tentaciones y los malos hábitos.
Cristo, nuestro director “murió” por nosotros. ¿Quien mejor que alguien que nos ama tanto y se entregó por amor, para que sea el director de nuestra vida? Al igual que el director indica con sus manos como debe cantar el coro, así Cristo quiere dirigir el gran concierto en el cual estas, el concierto de la vida. La pregunta es ¿estaremos atentos a las indicaciones del gran Director?

Si tu vida desentona, es hora de buscar una buena referencia, el Director del coro.

Por Andrés Vellano.