Miercoles 02. Cuestión de principios.

“Queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal esta en mí”.
Romanos 7: 19-21


Así como un cuerpo cae por el principio o por la ley de la gravedad, en nuestro ser se hayan dos principios o leyes: La ley del pecado y la ley del Espíritu. (Romanos 8: 2). En diferentes pasajes de la Biblia aparecen con distintos nombres según sea el contexto. Podemos encontrar: Vieja naturaleza, viejo hombre, o ley del pecado. Una vez que hemos creído en el Señor Jesús como nuestro Salvador obtenemos la nueva naturaleza, o bien nuevo hombre, ley del Espíritu. El viejo hombre es el que tenemos por ser seres humanos, es el que traemos por herencia. “Como el pecado entro en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así la muerte paso a todos los hombres por, por cuanto todos pecaron”. (Romanos 5: 12). Este viejo hombre es el que “fue crucificado juntamente con Él (el Señor Jesucristo) […], a fin de que no sirvamos mas al pecado” (Romanos 6: 6).
En el capitulo 7 Pablo nos enseña que a este viejo hombre no lo podemos cambiar o arreglar. “Si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley (o principio): que el mal esta en mí”. (Romanos 7: 19-21).
Es como si quisiéramos que la ley de la gravedad no exista más. ¡Imposible!. Pero una vez que creímos y aceptamos al Señor como nuestro salvador, obtenemos el perdón de nuestros pecados, y una naturaleza nueva. “Ahora pues ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús”. (Romanos 8:1). Así que “vestíos del nuevo hombre, creado según Dios” (Efesios 4: 24). ¿Cómo hacer para vestirse del nuevo hombre? “Poned la mira en las cosas de arriba, donde esta Cristo sentado a la diestra de Dios”. (Colosenses 3:1).

En Romanos capítulos 6, 7 y 8, encontraras mas ampliado lo que he tratado de explicar.

Por Lucas Paulino.