Viernes 22. Caida.

“Cuando el hombre cayere, no quedara postrado, porque Jehová sostiene su mano”
Salmo 37: 24


En la cuidad donde vivo la dirección vial de la municipalidad exige ciertos requisitos para poder circular en moto. Entre ellos el uso obligatorio de casco. Cuando hace calor es insoportable usarlo, cuando hace frío se empaña su interior y se torna dificultoso el manejo. Recuerdo que una noche mientras circulaba en la moto camino a mi casa, me encontré con una irregularidad en el asfalto. La rueda delantera de la moto se deslizó hacia la derecha y yo caí en sentido opuesto. Lo que primero golpeó el suelo fue mi cabeza; pero no recibí ninguna lesión porque tenía el casco. Gracias al casco pude levantarme sin problemas.
Podemos caernos miles de veces en nuestra vida. Y sin duda que cuando estamos abajo el cielo se nubla y la salida no aparece por ningún lado. Pero como dice el encabezado, no vamos a quedar allí postrados; sino que la mano de Jehová sostiene la nuestra.
Es muy fácil confiar en Dios cuando las cosas marchan bien; cuando hay dinero, salud, cuando todo esta en orden en la familia, cuando los hijos están sanos, en la felicidad del día a día… lo difícil es confiar en Dios cuando tenemos problemas, en los momentos que falta alguna de las cosas que mencionamos antes. Y es nuestra actitud en esos momentos lo que determina nuestra fe. Debemos confiar que, por más que estemos caídos hay Alguien que nos ama en todo momento, que nos da paz en todo momento y que nos oye en todo momento. “Pedid y se os dará” (Mateo 7: 7) Pidamos a Dios que nos levante y nos cobije en los momentos difíciles. Confiemos en la promesa de que Jehová nos levantará.

Cristo hace que nos levantemos sin problemas, solo tengamos fe.

Por Andrés Vellano.