Martes 26. Una fe que inspira.

“Por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros.”
Hebreos 11: 33-34


Son unos pasajes muy conmovedores estos que leemos en el encabezado. Y más conmovedor se vuelve cuando nosotros mismo experimentamos esa fe.
En el capítulo 11 de la carta a los Hebreos, se habla de muchos personajes del Antiguo testamento. Personas que creyeron realmente, no solo en el nombre de Dios, sino también en el poder de Dios. Y así es que conquistaron e hicieron cosas que no se podrían haber hecho de otra manera.
¿Podremos acaso nosotros tener esa fe? Estoy más que seguro que si. Podría citar ejemplos de mi propia vida, donde he clamado a Dios con fe y el ha obrado. No porque sea yo alguien especial, ni nada de eso. Simplemente porque la Palabra dice que si pedimos, recibimos; si llamamos, se nos abre; y si buscamos encontramos. Y en Santiago se nos enseña que debemos pedir sin dudar de nada.
Estimado lector, Dios conoce a cada corazón. El discierne nuestras verdaderas intenciones y los sentimientos más profundos que hay en ti y en mi. Si de corazón sincero y con fe, pedimos algo. No dudemos, que si está en su voluntad, lo recibiremos. El mismo Dios que derribó los muros de Jericó, que separó las aguas del mar rojo, ese Poderoso Gigante del que nos habla el profeta. El Dios de Abraham, Isaac y Jacob. Es también tu Dios y mi Dios. Pidamos confiadamente y con un corazón entregado, y sin duda que recibiremos, si es que realmente es noble nuestra demanda y está en la voluntad de Dios.

Por Andrés Vellano.