17 de Nov. Mi abuela

“Sumamente pura es tu palabra, y la ama tu siervo”
Salmos 119:140


Tengo en mi cabeza el grato recuerdo de ver a mi abuela, sentada en su sillón del comedor leyendo la Biblia. Siempre lo hacía durante la tarde y todos los días del año sin que falte uno de ellos. Pensé durante un tiempo que era una costumbre o tal vez un hábito. Y me preguntaba como no se aburría de leer todos los días el mismo libro. Las mismas historias, en fin ¿no tendrá otra cosa que leer? Que podría encontrar una mujer de casi setenta años en la Biblia. Alguien que había visto crecer a sus hijos y a algunos nietos, ¿que podría sacar de ese libro?
Ya mi abuela no esta en este mundo, esta en un lugar mejor. Pero ahora puedo comprender el motivo de sus lecturas. Ella sentía el amor de Dios reflejado a través de las páginas del libro más antiguo del mundo. Pudo encontrar la providencia divina para los momentos de necesidad, dolor, desesperación y sufrimiento. Pero también para los gratos tiempos de gozo y de paz.
Cada día Dios anela que escuchemos su voz. Y el medio por el cual podemos oírle es por la lectura de la Palabra (Biblia). Escuchemos de su pureza. Encontremos en ella las historias más bellas que jamás se escribieron y también la historia que es capaz de cambiar nuestro destino eterno, la incomparable historia de Cristo y su amor inexplicable a nuestro favor.

¿Ya tuviste tu momento de lectura bíblica de hoy?

Por Andrés Vellano.

16 de Nov. Los Verbos

“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.”
Jun 1:14



Desde niño en la escuela me habían enseñado que los “verbos” son las acciones, lo que hacemos. Mi idea sobre los verbos no era muy desacertada, pero tampoco era lo correcto, ¿sabias? La palabra Verbo (logos) tiene su origen en griego y hace referencia a la “palabra viva”.
Al Señor Jesús se lo llamó “el Verbo” (Juan 1:1) ¿Por qué?
Dejáme indicarte 3 puntos:
1) Su existencia eterna: En el principio era el verbo.
2) Su deidad esencial, el verbo era Dios.
3) Su personalidad propia, el verbo era con Dios.
El Señor Jesús es la sustancia y la expresión de la mente de Dios con respecto al hombre, y el término cubre lo que fue en la tierra para el hombre: vida, luz y amor.
Quizá la palabra verbo no signifique justamente acción como yo pensaba, pero si hay algo de lo que estoy seguro es que este verbo. Es que estuvo lleno de acción, su estadía sobre la tierra no paso desapercibida, sino pregúntales a los sacerdotes del templo, a los escribas, a los fariseos. Creo que los gadarenos de la época te pueden contar algo de Jesús, ese verbo genial que no paro un solo segundo de revelarnos las maravillas de Dios.
Tal vez hoy no podamos ver su gloria como lo hicieron Pedro, Juan y Jacobo. Tampoco lo vamos a ver en carne y hueso sanando enfermos o calmando tempestades.
Pero todavía este Verbo sigue actuando, y con mucho poder, haciendo cosas mucho más impactantes que curar a un ciego. Hoy este Verbo está dispuesto a cambiar vidas. Para eso Él necesita que dejes ese lugar de comodidad en el que estás y te muevas, que actúes, en otras palabras, que seas VERBO.

Ponete en acción y se un verbo en presente

Por Alexis Barolin.