"Toda la Escritura es inspirada por Dios."
2da Tim. 3:16
Una mente abierta a la Palabra de Dios es recibir los pensamientos de Dios sin preconceptos, tal como fueron escritos en la Biblia, sin interpretarlos caprichosamente.
Samuel escuchó la voz de Dios sin saber que era Dios, pero cuando supo que era Dios quien le hablaba, contestó con una mente y entusiasmo abiertos a Dios:
“Habla, Jehová, porque tu siervo oye”. (1ª S. 3:10)
Esta actitud receptiva y abierta al mensaje Divino fue muy importante en la vida ministerial de Samuel.
En el nuevo testamento el Apóstol Pablo dice “Pablo apóstol no según hombres sino por revelación de Jesucristo” (Gal. 1: 11-12).
Muy cerca de su conversión, durante 3 años, Pablo estuvo a solas con Dios, recibiendo directamente de El (Gal. 1:15-18); el mensaje que transmitió con eficacia y fidelidad (Hch. 20: 27, 31, 32).
Pero esto no fue sólo una experiencia inicial sino que el apóstol siguió abierto a la Palabra de Dios toda su vida, ya que después de 30 años de su conversión, lo manifiesta a los filipenses (Fil. 3:10 -14).
El apóstol, desde un principio, ya estaba ansioso de conocer a Cristo. Pablo formula dos preguntas: ¿Quién eres?, ¿Qué quieres que yo haga? (Hch. 9: 5-6) que hicieron eco en su corazón toda su vida. La segunda pregunta en el secreto para una vida de mente abierta a la Palabra de Dios.
También se refleja esto en la última epístola que nos regaló, dando a su hijo en la fe, un consejo muy importante que también nos sirve aun hoy. (2T. 3:14-17)
Abre tu mente.
Por Pablo Baztan.