Sabado 09. ¿Felicidad o tristeza disfrazada?

"A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan."
1º Pedro 4:4


A esta altura de la historia del hombre, la gente dice que la felicidad se encuentra viviendo a nuestro antojo haciendo “lo que quiero”. Hay libros, programas de televisión, revistas, películas, paginas en Internet, y demás, que enseñan como “ser feliz”. Escuchando conversaciones uno puede advertir que se consideran felices y realizadas por el hecho de que “se salen con la suya”. Sobre todo los jóvenes cuando hablan de sus “relaciones” ¿Qué es eso de una “relación”? Es empezar a salir con un chico o una chica hasta que me canse. Es empezar un juego que termina por lograr solo satisfacción física. Pero… ¿Por qué y para que? Solo para demostrarle al otro que soy capaz de hacerle. Solo para terminar saliéndome con “la mía”. Vivimos en un mundo donde amar a tu novio o tu novia es objeto de burla. Hoy en día un hombre o una mujer se resaltan en su grupo de amigos y en la sociedad en general si ha logrado engañar de alguna forma a su “relacionado”. Se vende por la radio la televisión, las propagandas graficas, Internet, en fin por todos lados que siempre tiene que existir desconfianza. Eso de confiar y amar sin condición a un novio o novia hoy se considera inocente, aburrido, hasta ignorante.
Mirando a nuestro alrededor podemos deducir que esto trae las consecuencias más nefastas y desgarradoras. Vemos a menudo, madres adolescentes, madres solteras, hijos ilegítimos, padres totalmente irresponsables, acusaciones, odio, enfermedades, etc. Pero todos dicen “a mi no me va a pasar”. Todos creen estar seguros. A nadie le importa el futuro; solo se quiere vivir el hoy.
El apóstol Pedro dice que estas cosas son un “desenfreno de disolución”. O sea algo desenfrenado que termina en nada: algo que se diluye, que desaparece. Los creyentes debemos estar atentos y orar sin cesar por nuestras vidas a fin de que seamos guardados de todas estas cosas (1º Pedro 5:8). Sigamos las pisadas de nuestro suficiente Salvador. Desconfiemos de nosotros mismos. El Señor mismo nos dice: “Separados de mi nada podéis hacer” (Juan 15: 5).

Por Lucas Paulino.

Viernes 08. La gran derrota

"..¿Soy yo perro, para que vengas a mi con palos?"
1ª Samuel 17:14-46


Tal vez piensas que el equipo de fútbol de EE.UU. se sintió así (despreciado) ante Inglaterra en la década del 50, o en el 66 Corea del Norte ante Italia, o David ante Goliat en el 1063 antes de Cristo. No, todos tuvieron fe para enfrentarlos, ni se sintieron superiores ante adversarios tan grandes, pero David tuvo fe en Dios y es por esto que David pudo vencer al gigante.
Vos como yo tenemos “gigantes” en nuestra vida y lo que quieren es hacernos sentir como “perros”. Como cristianos nunca nos dejemos intimidar por los gigantes (pecados). Satanás quiere que digamos que nunca los podremos vencer pero si se lo pedimos a Dios, Él nos dará el valor para enfrentarlos y poder derrotarlos, si tenemos fe en el momento de enfrentarlos.
Si vivimos confiados en nuestras propias fuerzas, nos puede pasar como a la defensa de Argentina perdiendo ante Camerún en el 90.
Quizás no es un pecado, quizás es un estudio, trabajo o alguna meta que quieras alcanzar, de igual manera… confía en Dios y Él hará, Él dice...Encomienda a Jehová tu camino, confía en Él, y Él hará... (Salmos 37:5)

Por Pablo Baztan.

Jueves 07. La regla de David

"Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros…"
Sal. 40:5


Ya estamos en un nuevo año y seguramente has hecho tu balance de cómo te fue en el 2009 con respecto a cada una de las áreas de tu vida. Y hay algo que me solía pasar, me quejaba por demás o porque no tenia esto, o me faltaba aquello; siempre hay alguna causa justa (a nuestro parecer) para quejarnos, y cuando hicimos nuestro balance esas cosas terminan tirando hacia abajo el promedio final.
Pero David me enseño una gran lección y te la quiero pasar a vos. Sabes, el tenía millones de problemas y muchos más graves por los cuales quejarse, pero así y todo su balance daba positivo, ¿Por qué? Es simple, su regla no solo llegaba hasta las caídas sino que iba más allá y alcanzaba la victoria que Dios le otorgaba en cada una de ellas, es que David durante todo el año ponía su esperanza, oraba, y clamaba con lágrimas a Dios, le pedía cada día las fuerzas suficientes para poder empezar y terminar (Sal. 39:7,12,13). Él siendo un poderoso rey reconoció que necesitaba de Dios cada instante del día, por eso te animo a que como David puedas llegar delante de Dios y entregarle todo este año en sus manos para que al final puedas decir. , “Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, no pueden ser enumerados”. (Sal 40:5)

Yo ya lo probé, ahora te toca a vos…

Por Alexis Barolin.