Viernes 11. Predicar.

“Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído”
Hechos 4: 20


Pedro y Juan estaban en el concilio de Jerusalén siendo entrevistados por los principales sacerdotes y las autoridades más importantes de la ciudad. Habían curado a una persona que tenía más de cuarenta año y todo el pueblo estaba “glorificando a Dios” (Hch 4: 21).
Las autoridades les amenazaron y les advirtieron que no hablasen más en el nombre de Jesús. Pero ellos respondieron con estas simples, pero profundas palabras “NO PODEMOS DEJAR DE HABLAR DE LO QUE HEMOS VISTO Y OIDO”. ¡Qué expresión más bella de amor hacia el Salvador y hacia las personas que necesitan de ese Salvador que murió por todos en la cruz del Calvario!
Ese mismo comportamiento y afirmación estos dos hombre de Dios tuvieron hasta el fin de sus vidas. Juan falleció desterrado en Patmos después de escribir el Apocalipsis, Pedro crucificado boca abajo, y fue él quien tuvo las llaves del Reino, quien en dos discursos llevo a 7000 personas a los pies de la cruz, escribió dos cartas…
Que hermoso que muchos hijos de Dios podamos decir con firmeza “NO PODEMOS DEJAR DE HABLAR DE CRISTO”…, Un día hemos de dar cuenta por el tiempo que tuvimos en este mundo, no dejemos que nuestra vida se esfume con los labios serrados.

¿De quién hablaras hoy?

Por Andrés Vellano.

Jueves 10. ¿qué hago yo acá?

“Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es."
Mateo 1:20


El versículo del encabezamiento corresponde a momentos antes del nacimiento de nuestro Señor y Salvador Jesús. La historia comienza con que María estaba desposada con José es decir “comprometida para casarse”. Sucedió que María había quedado embarazada. La Biblia sigue diciendo que, como José era justo no quiso armar revuelo y prefirió dejar el tema en secreto, pero claro está José no estaba para nada tranquilo con todo este asunto y dice la Biblia que él “pensaba en esto” y me animo a decir que no creo para nada que su pensamiento haya sido “Que bueno la mujer que va ha ser mi esposa ya esta embarazada y yo no tengo nada que ver, si ya vamos a tener un hijo” más bien el saber esto lo habrá turbado en gran manera y creo que no le habrá gustado para nada el saber que María estaba esperando un hijo. Claro, hasta ese entonces José no tenia idea de quien, ni de porque estaba sucediendo todo esto, pero cuando el ángel del Señor se le aparece y le explica lo sucedido la perspectiva de José cambia y empieza a mirar el asunto de otra manera. Muchas veces nos suceden cosas que la verdad no tenemos la más minima idea de porque pasan, y en el momento que ocurren nos preguntamos ¿Qué hago yo acá? Nos pasa como a José y queremos salir corriendo y desparecer hasta que las cosas se arreglen. Pero así como José hizo como le ordenó el ángel del Señor, rápidamente y sin demora. Nosotros debemos seguir la dirección de Dios en todos los pasos de nuestra vida y en cada circunstancia que nos toque vivir por más desorbitante que parezca, particularmente en sus grandes cambios, y vamos a hallar que éstos que son de Dios van a ser pasos seguros y consoladores.

Por Alexis Barolin.