Martes 16. Verdaderamente libres.

“…si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.”
Juan 8:36


La libertad, a lo largo del tiempo y las culturas en la humanidad, es una palabra que siempre ha resonado en el corazón del hombre. Es que el hombre busca y quiere ser libre. Cuando Jesús les dice a los judíos que la verdad los llevaría a ser libres, ellos enseguida le replican que no eran esclavos de nadie y por tanto no necesitaban ser libres. A esto Jesús les responde que todo aquel que hace pecado, esclavo es del mismo. Y lamentablemente, a veces buscamos en tantas alternativas diferentes, la manera de ser libres, cuando en realidad la causa de nuestra esclavitud, es el pecado. Aquellos que hemos creído en el Hijo de Dios, quien murió en la cruz por nosotros y es nuestro Salvador, somos libres, de la condena y el dominio del pecado. Más corremos el riesgo de volver a estar sujetos al yugo de esclavitud, si con nuestras acciones volviéramos a lo que ya hemos dejado.
Solo el Hijo, Cristo, puede libertarnos verdaderamente. Ya nos dio la libertad al romper las cadenas de esclavitud del pecado. Pero tiene que llevarnos cada día a estar firmes en la libertad con que Él nos hizo libres, y ese lugar solo nosotros se lo podemos dar. Busquemos estar firmes en esta libertad, no malgastemos el tiempo ni nos deslicemos. Y si aún no tenemos a Cristo, pidámosle que él entre a nuestro corazón y nos haga libres de verdad.

Ser libre verdaderamente implica haber conocido a Cristo y andar hoy su camino.

Por Matías Navarrete.