Jueves 02. ¡Me he recibido!

"Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que esta delante…"
Filipenses 3:13

Conocemos a personas que luego de terminar la escolaridad primaria y secundaria, se inscriben en la universidad, para poder de esta manera, en un futuro, tener un sustento confortable. (Al menos eso es lo que creemos, en este país)
Nuestro hermano Andrés hace unos días atrás exclamaba ¡me he recibido! con la alegría que esto significa. No solo por saber que podría trabajar y tener un salario digno sino también por haber logrado un propósito, una meta.
En la vida del cristiano pasa que para recibirnos tenemos que “partir”, pues en esta vida solo podemos extendernos a la meta, un hermano de Posadas nos exhortaba que debemos, como dice el versículo, “olvidar lo que queda atrás” y solo recordarlo como experiencia porque si nos aferramos al pasado nunca lograremos victorias en el presente y menos en un futuro, digo si los fracasos nos persiguen nunca podremos extendernos a lo que está delante.
El apóstol Pablo dijo que no lo había logrado aún. No te desanimes, la perfección se logrará cuando el Señor nos busque y seamos transformados, por eso es que el decía “no lo he alcanzado”. Tú y yo en esta vida podemos ser vencedores, sólo debemos proponernos y olvidar lo pasado para así alcanzar nuestros propósitos.

Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó(Romanos 8:37)

“Tienes Alas de águilas para volar tan alto como quieras,
alas de águilas, conquistarás la montaña mas difícil en Jesús.”

Por Andrés Vellano.

Miércoles 01. Clamando por las aguas.

“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.”
Salmo 42: 1


Todas las personas que viven en proximidad a los desiertos o tienen relación con éstos, conocen muy bien la importancia del agua. Vital para la vida, el agua es un elemento fundamental para poder vivir. Se estima que una persona, sin alimentos y sin agua, pierde la vida rápidamente. Pero, si una persona no tiene alimentos, pero tiene agua, pude sobrevivir varios días.
El salmista nos insta a tener sed, pero de algo más que de agua. Sed del Dios eterno. De la misma manera que es importante el agua para nuestro organismo, así es importante la presencia de Dios en nuestra vida espiritual. Sin agua, el cuerpo muere, sin Dios el espíritu se apaga. ¡Qué sencilla lección nos enseña el salmista! tengamos sed de Dios, en un mundo que cada vez más se asemeja a un desierto.

No dejes que tu espíritu tenga sed.

Por Andrés Vellano.