Lunes 21. Malos Frutos.

"¿Por qué es prosperado el camino de los impíos, y tienen bien todos los que se portan deslealmente?. Crecieron y dieron frutos."
Jeremías 12:1-2


El profeta Jeremías se hizo esta pregunta. Cuando el pueblo de Israel andaba lejos y apartado de Jehová. Los hombres de aquel tiempo eran hombres malos (similares a la humanidad de hoy en día) que seguían los pecados y los deleites de esta vida, haciendo obras tenebrosas y violando los estatutos de Dios. En ese contexto el profeta se hace la pregunta del encabezado. Pero también el mismo dice que esas personas pecadoras crecieron y dieron fruto.
Estoy seguro de que en alguna medida usted también se hizo esta pregunta, las personas malas son las que más prosperan y los hijos de Dios pareciera que nos quedamos de camino. Bueno, para poder dar una respuesta a esta incógnita, veamos lo que nos dice el Salmo 73 (podes leerlo como anexo).
Asaf el autor de del mencionado Salmo se hacia la misma pregunta que Jeremías. Por que las personas malas prosperan y llevan frutos, y triste exclama: “verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y he levantado mis manos en inocencia” (v. 13). Después de esta triste expresión Asaf entra en el tempo y es allí donde encuentra la respuesta: “Hasta que entrando en el santuario de Dios, COMPRENDÍ EL FIN DE ELLOS” (v. 17).
Pareciera injusto que los malos tengas y los justos no. Pero a nuestros ojos es así. Pero a los que hemos creído en Cristo como nuestro Salvador nos espera algo maravilloso, el día que pasemos de este mundo. Las mansiones eternas. El objetivo de este escrito no es que creamos que somos mejores que los inconversos; por el contrario. Gloriarnos en las riquezas que tenemos en Cristo Jesús; y ALCANZAR A AQUELLOS QUE CONFIAN EN LAS RIQUESAS Y SEGURIDADES DEL MUNDO.

Gocemos de la vida en Cristo y busquemos a aquellos que aun no le conocen.

Por Andrés Vellano.

Domingo 20. Leer la Biblia.

“Escudriñad las escrituras"
Juan 5: 39


A veces nos levantamos con el tiempo justo y salimos de casa corriendo para no llegar tarde a nuestras obligaciones. Cuando nos levantamos un poquito más temprano, tomamos el librito del devocional diario y estamos tan dormidos que en vez de leer en el día de hoy, abrimos en 5 de Mayo. Leemos rápido y al día siguiente ni nos acordamos lo del día anterior. Escudriñar quiere decir Examinar, inquirir y averiguar cuidadosamente algo y sus circunstancias. Las escrituras, la Palabra de Dios. Tan solo un versículo, leído en un momento de tranquilidad, habiendo orado por ese momento, puede llenarnos más que leer muchos capítulos. No digo que leer muchos capítulos sea malo, al contrario. Cuanto más leamos mejor. Pero hay momentos que con unos pocos versículos es más que suficiente. Pidámosle ayuda a Dios. A Dios no le interesa la cantidad sino la calidad. No se trata de “cumplir” se trata de tener un momento con Dios. Se trata de “crecer en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor” (1º Pedro 3:18). Examinemos, averigüemos cuidadosamente la Palabra de Dios. “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”. (2º Timoteo 3: 16 17).

Por Lucas Paulino.

Sabado 19. Espejito: ¿Cómo está mi rostro hoy?

“…Nosotros todos mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen...”
2ª Corintios 3:18


Tengo una teoría de que cuando cumples los 50 años tienes el rostro que te mereces, bueno, no es muy alentador que digamos ¿no? Personalmente a mis 31 años estoy pasando por un momento muy bueno, Dios me está regalando mi tercer hijo y esto me hace sentir feliz, (aunque mi esposa dice que no le he avisado a mi cara). Pero dice esta teoría que después de cinco décadas de fruncir el ceño, o reír, o mostrar preocupación, queda mostrado en nuestros rostros un vivo recordatorio de que todos los días ponemos una cara que dice al mundo mucho sobre nosotros. En la Biblia no se menciona la cirugía estética, pero sí presenta el asombroso concepto de que conocer a Cristo y pasar tiempo en oración y leyendo su Palabra, puede afectar nuestra apariencia. Cuando Moisés bajo del monte Sinaí después de reunirse con Dios su rostro brillaba tanto que los hijos de Israel no podían mirarlo, (Éxodo 34:29-30, 2ª Corintios 3:7). El apóstol Pablo comparó esa gloria, con la gloria aún mayor que experimentarán los que tienen una relación personal con Cristo. Dijo que estamos siendo transformados por el Espíritu Santo, el cual mora en nosotros, y nos estamos pareciendo cada vez más a Cristo Jesús. (2ª Corintios 3:18)
Aunque la comunión con Cristo no nos dé un rostro perfecto, puede reemplazar las causas de enojos y la frente arrugada, por una paz interior que muestre la belleza de Cristo a través de nosotros. ¿Cuántas veces te dijeron que te pereces a Jesús?

Cuando te mires al espejo pregúntate si estás reflejando a Jesús.

Por Pablo Baztan.