Lunes 15. Una única meta.

“Olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que esta delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús."
Filipenses 3: 13 - 14


Estaba viviendo con ciertas cosas que me molestaban en mi vida, cosas personales que me impedían gozar de la paz de Dios y el desarrollar mis dones con la libertad del Espíritu Santo. Estando en esta condición que me ponía muy triste, un hermano muy querido me nombro este versículo. El cual me ayudo en gran manera.
En el, podemos encontrar tres cosas fundamentales para el diario caminar de los creyentes.
Primero vemos que hay que “Olvidar” todo aquello que hemos hecho mal. Las desobediencias a Dios, los pecados…, hay que olvidarse de ellos. Dios nos perdona y nunca más se acuerda del mal que hemos hecho. Lógico que antes hay que pedir perdón con un corazón contrito y humillado delante de Dios. Y El nos perdona cada uno de nuestros pecados.
Segundo “extendernos”. Es decir, desear o querer algo. Por ejemplo si deseo un vaso de agua que esta sobre una mesa, “extiendo” mi mano y lo tomo. Esa es la actitud que debemos tomar. “Extendernos” hacia la vida santa, deseando cada día andar en los pasos del maestro.
Tercero, y último, es el “proseguir”. Tal vez es el más difícil de los tres, pero es determinante. Nos olvidamos del mal que hicimos (pidiendo perdón a Dios); nos extendemos a una vida de obediencia; y ahora “proseguimos”, es decir marchamos fieles. Ese proseguir debe ser firme y sin titubeos, sin duda habrá momentos en que las cosas no parecen sencillas. Pero confiemos en Jesucristo, el cual prometió que volverá a buscarnos y en Dios, quien prometió darnos amparo y fortaleza en los momentos difíciles.

Recordemos: Olvidar, extendernos y proseguir. El fin es el premio del llamamiento en nuestro salvador.

Por Andrés Vellano.