“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”
Pro 23:7
Los niños se sienten mal, cuando rompen algo de mamá, o papá, y lo esconden. Los adolescentes, y jóvenes también, suelen ser victimas de granitos, e intentan cubrirlos con cremas para que los demás no los vean. Los mayores tienen que lidiar con las arrugas, canas y usan cosméticos o buscan pintarse el pelo para que no se note.
La verdad que muchas veces, ya sea por protocolo, tradición, o por el hecho de querer agradar al que tenemos al lado, los seres humanos buscamos disfrazarnos. “Esto no está mal”.
¿Pero que sucede cuando intentamos disfrazar lo que hay en nuestro corazón?
Las Máscaras según el diccionario de la RAE te confieren otra identidad y muchas veces las personas usamos máscaras, ya sea para encajar en algún grupo, por inseguridad, o muchas otras cosas más y, no queremos mostrar realmente quienes somos. ¿Pero sabes que? A tu corazón no lo podes engañar. Por eso hoy Dios te invita a sincerarte con vos mismo, y mirar tu vida, para acomodar lo que tenés allí, porque tarde o temprano eso va ha salir a la luz.
Por Aléxis Barolín.