Martes 23. Los sentidos ejercitados: El olfato.

“Y la casa se lleno del olor del perfume”
Juan 12: 3

Cuando Jesús va a Betania a la casa de Maria Marta y Lázaro, le hacen una cena. Faltaba muy poco para que el diera su vida. María tomo una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio y ungió al Señor. Según una costumbre Judía cuando alguien moría su cuerpo era envuelto en lienzos con especies aromáticas. Maria lo estaba haciendo de antemano, pues pronto Él iría a la cruz. Esta historia resalta más bien lo que el Señor significaba para Maria. Ella lo amaba y en señal de adoración, reconocimiento y una profunda devoción derrama el nardo de mucho precio.
Pero nos ocuparemos más bien del versículo del encabezamiento. Podemos pensar que cuando un perfume es derramado en una habitación, no se “esconde”. No hace falta buscarlo, ni bien abrimos la puerta, allí esta. ¡Que lindo es pensar que nuestras casas pueden ser un testimonio entre nuestros vecinos y que cualquiera que entre en ella puede sentir el rico perfume del Señor! Nuestras vidas deben destilar “el agradable olor de Cristo”. Si vivimos muy cerca de El estaremos siempre impregnados de su perfume, y aquellos con los cuales andamos diariamente podrán percibir que nuestro lenguaje y nuestro comportamiento serán similares al Señor Jesús. Asimismo Dios también se alegrara pues “el ungüento y el perfume alegran el corazón” (proverbios 27:9)

Por Lucas Paulino.