13 de Nov. Lluvia

"Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come.
Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié." Isaías 55:10-11


Por estos tiempos en nuestra zona litoral se está dando frecuentemente el fenómeno de lluvias. Ya había estado pronosticado de acuerdo al calentamiento del agua del Pacífico Ecuatorial que repercute en lluvias mayores de las normales, en la zona sur de brasil y parte de argentina. Esto se conoce con el nombre de fenómeno de “El niño”.
¡Cuán importante es la lluvia para el crecimiento y desarrollo de toda la vegetación y para que esta produzca su fruto!
Así también es en nuestras vidas; necesitamos el agua espiritual para nuestros corazones.
En el versículo del encabezamiento nos habla de tres efectos del agua de lluvia: 1-riega 2-hace germinar 3- produce fruto.
En nosotros lo primero que hace la palabra de Dios es regar para que la “buena semilla” de su palabra encuentre cabida en nuestros corazones.
En segundo lugar hace que, luego de regada la semilla comience a brotar y crezca una nueva planta, esto nos habla de que en el momento en que recibimos al Señor en nuestros corazones, comenzamos a crecer en una nueva vida para El, y en tercer lugar nos habla de producir fruto. Sin lugar a dudas es la obra del Espíritu Santo en nosotros, donde debe reflejarse para la gloria de Dios.

Recordemos que sin lluvia no hay vida y que sin La Palabra de Dios tampoco.
Reflección: disfrutá la “lluvia” de Dios.


Por Gastón Barilon.

12 de Nov. Como Samuel

“Yo me suscitaré de un sacerdote fiel, que haga conforme a mi corazón y a mi alma”
1ra de Sam. 2:35


Dios manifestó que iba a elegir un sacerdote fiel, que haga las cosas conforme a Su corazón y a Su alma. Es hermoso pensar que una persona estaba en el corazón de Dios. Samuel era la persona que Dios había elegido para ser ese sacerdote sobre la casa de Israel (sobre le país de Israel). Unas noches más tarde Dios llama a Samuel; y este responde “habla, porque tu siervo oye” (1ra Sam. 3:10) y a partir de ese momento Dios guió los pasos de Samuel en una historia preciosa de amor y confianza en Dios. Este hombre demostró a lo largo de su vida confianza, servicio y fidelidad a Dios.
A veces nos gustaría poder ser como Samuel, ó tal vez como otros personajes de la Biblia que fueron trascendentes y que mostraron fidelidad a Dios. Y lo cierto es que vos y yo también podemos ser como Samuel. Dios nos llama a cada uno de sus hijos a que trabajemos para El. Tenemos dones espirituales que podemos desarrollar, capacidades que poner al servicio de Dios. Pero antes tenemos que ser de corazón sencillo delante de Dios. Saber oír la voz de Dios por la Palabra y a través de la oración. Y sobre todo, estar dispuestos a servir a nuestro Padre tal como Samuel. Desafiémonos a servir a Dios en fidelidad y amor.

Sirvamos como Samuel. Confiemos como Samuel. Tengamos la fidelidad de Samuel.

Por Andrés Vellano.