Martes 26. Mene, Mene, tekel, Uparsin.

“Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos”
Proverbios 3:1


El Rey Belsasar, rey de Babilonia en épocas de la deportación del pueblo de Israel al nombrado país; fue un hombre que no tuvo en cuenta a Dios ni a sus mandatos.
Una noche en su palacio, hizo un gran banquete. Después de uno momentos de permanecer en la fiesta ordeno que trajesen unos vasos de oro que eran del templo de Dios (pertenecían al pueblo de Israel, pero los babilónicos lo tenias como tesoro de guerra). Vasos de oro y plata que solo se podían utilizar para el sacerdocio delante del Dios vivo. Entonces los príncipes, sus mujeres y sus concubinas comenzaron a tomar en esos vasos y a alabar a los dioses. Adoraban estatuas hechas por los hombres que no ven, no sienten, no palpan y no hablan. Repentinamente unos dedos de mano de hombre apareció de la nada y comenzó a escribir en la pared una escritura muy extraña que decía: Mene, Mene, Tekel, Uparsin. Todos se asustaron y nadie entendía el significado.
Durante varios días el rey llamo a los magos y adivinos del reino, prometiendo cuantiosas riquezas y poder político para el que explicara y entendiese la extraña escritura. Pero nadie podía entenderla.
Un hombre llamado Daniel fue llamado para interpretarla. Pero este, antes de decir el significado, le hizo ver al rey Belsasar que nunca tuvo en cuenta a Dios. Dijo Daniel: “al Dios en cuya mano esta tu vida y cuyos son todos tus caminos NUNCA HONRRASTE” (Daniel 5:23)
Mañana veremos el peso que cada hombre y mujer recibe por no tener en cuenta Dios.

Por Andrès Vellano.

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