Lunes 14. Trifólio

"Habéis recibido el espíritu de adopción…de que somos hijos de Dios"
Romanos 8:15-16

El trifolio es una especie vegetal cuyo nombre científico es Poncirus trifoliata. Este arbusto se utiliza como pie porta injertos para plantas cítricas, como mandarinas, naranjas y limoneros. El injerto es la práctica que utiliza la combinación de dos plantas para obtener beneficios productivos y sanitarios. Puntualmente el trifolio se usa para poner o injertar en cima, otra especie y para que esta produzca mejores frutos, dicho pie solo cumple la función de absorber el agua y los nutrientes del suelo, es solamente un medio de paso de los mismos a los órganos superiores de la planta.
Recuerdo una ocasión en que mis padres me mandaron a controlar las plantas de cítricos de la pequeña quinta que había en la zona de atrás de nuestra casa, fue impresionante la sorpresa cuando vi los grandes brotes de trifolio que sobresalían desde la base hasta por encima de las mismas ramas de las mandarinas, estas, se podían diferenciar, porque las de este pie tienen muchas espinas grandes, por lo tanto hubo que trabajar duro para podar estos brotes, que quitan el vigor de una planta normal.
Nuestras vidas de creyentes son similares, porque cuando creemos en Cristo somos injertados (adoptados) como hijos de Dios en la familia de la fe. Al ser adoptados a esta familia debemos producir los Frutos del Espíritu Santo que son amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza.
Lamentablemente al igual que las plantas de cítricos, muchas veces brotan en nuestras vidas los frutos de la carne (brotes del trifolio) que lo único que hacen es quitarnos vigor en la vida espiritual y en la relación con el Señor.
Debemos orar incansablemente para que en nuestras vidas no se vea el trifolio, y que sí se pueda ver los buenos frutos de su amor. Cultivemos nuestra vida con lectura y oración para que llevemos buen fruto para su gloria.

Podá las ramas de la vieja naturaleza y dejá que el Señor haga producir los buenos frutos.

Por Gaston Barolin.