Viernes 25. Base de confianza.

“Los que confían en Jehová son como el monte de Sion, que no se mueve, sino que permanece para siempre”
Salmo 125: 1


La ciudad de Constantinopla (actualmente Estambul, capital de Turquía) fue una ciudad que daba mucha tranquilidad a sus habitantes. La base de esta paz estaba en sus grandiosos muros. La línea de defensa de Constantinopla estaba compuesta por una fosa llena de agua de unos 60 metros de ancho, seguido, un submuro de 2 metros de alto. Detrás de este otro muro de 3 metros de alto y dos de ancho. Finalmente el muro principal que se erigía por detrás, tenía 9 metros de alto y 5 de ancho, acompañado de 95 torres de vigilancia. Por mas de 1000 años, nadie pudo invadir la ciudad, Hunos, Árabes, Rusos, unos tras otros intentaron conquistarla, pero sin éxito. Finalmente los Otomanos pudieron derribar sus muros e invadir la ciudad en el año 1500 aproximadamente. ¿Sorprendente no?
Los creyentes hoy no confiamos en muros. Pero erróneamente confiamos en otras cosas antes que en Jehová. Dinero, salud, fuerza, familia, trabajo; en muchas cosas se puede confiar. Pero tarde o temprano, esas cosas caen como los muros de Constantinopla, y nos encontramos desolados. Confiemos en Jehová y seremos con el monte de Sion, que permanece para siempre. Estemos tristes, solos, angustiados, decepcionados y desolados, confiemos en Dios. Su amor nunca nos abandonará, El es nuestra roca y nuestra salvación.

Por Andrés Vellano.

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