Martes 08. Agachar la cabeza.

“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino que encomendaba la causa al que juzga justamente.”
1ra de Pedro 2: 21 y 23


La noche que Cristo fue entregado, había muchas personas que lo estaban maltratando, escupiendo, golpeando y diciendo toda clase de maldad contra El. A nadie le importaba que sea inocente; algunos por envidia, otros por no perder su lugar de poder, otros por escarnecedores, todos a una arremetían contra el Salvador del mundo, contra el Mesías, el enviado de Dios, el Santo de Israel. Pero Jesús, no emitía palabra alguna, solo confió en Dios y encomendó su causa al Dios vivo.
Este pasaje nos invita a seguir su ejemplo. Por más que sepamos que son mentiras las acusaciones en nuestra contra, por más que se burlen de nosotros o nos comentan injusticias. Es realmente difícil hacer esto, pero si Jesús, el mismo Hijo de Dios agachó la cabeza y confió en Dios ¿no deberíamos hacer lo mismo nosotros?
Agachando la cabeza y dejando todo en las manos de Dios, quedamos como verdaderos tontos ante el mundo; pero como hijos fieles delante de Dios.

Pase lo que pase, no emitamos palabras deshonestas ni de maldición, solo dejemos que el Juez justo (Dios), tome parte en el asunto.

Por Andrés Vellano.

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