Viernes 21. El abrigo del altísimo por encima de todo.

“El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos”
Deuteronomio 33: 27.


Muchas veces nos sentimos acosados por el mundo que nos rodea. La decadencia moral que se muestra a través de los medios y que vemos en la sociedad en general, es tan grande que pretender escapar parece imposible. Muchas veces caemos en la tentación de enredarnos en tales cosas y cuando caemos nos sentimos humillados. Vemos que lo que hasta ayer era moralmente mal visto, hoy es moneda corriente en un mundo que “yace bajo el maligno”. Lo que antes espantaba hoy es gracioso. En el terreno de lo que ya hoy se le dice “familia tradicional” como si estuviese pasado de moda, vemos adultos que no se comportan como tales. Hijos desamparados en medio de los antojos de sus padres. Padres que pretenden educar a sus hijos sin ningún ejemplo. Hijos considerados molestos para un padre o madre que desea hacer “su vida”.
En medio de un mundo tan desvastado, el Señor nos llama a seguir sus pisadas, agradarle y servirle. En medio del desaliento El nos dice “confiad, yo he vencido al mundo” (Juan 16: 33). Y si en nuestro andar diario tenemos que soportar burlas y desprecio, sepamos que al Señor Jesús lo despreciaron primero (Juan 15: 18).
Dios nos llama a estar fuera de todo esto, a refugiarnos bajo sus brazos eternos y encontrar la verdadera paz que necesitamos para empezar y terminar cada día “bajo la sombra del Omnipotente” (Sal 91:1)

Por Lucas Paulino.

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