Viernes 30. Amigos.

“Los amigos te saludan. Saluda tú a los amigos a cada uno en particular.
3° Juan 15


Así finaliza la tercera carta de Juan. Desde la antigüedad vemos que las personas tenían amigos. E incluso antes de que el Apóstol Juan escribiera su carta, ya Salomón en sus Proverbios habla de los amigos: “en todo tiempo ama el amigo y es como un hermano en tiempo de angustia” (Pr. 17: 17). Un amigo es para ir a pedirle ayuda. Un amigo esta a nuestro lado cuando estamos mal. Nos aconseja, nos advierte.
Existe una persona que también quiere ser nuestro amigo. Es el Señor Jesucristo que incluso, además de amigos, “no se avergüenza de llamarnos hermanos” (Hebreos 2: 11). Tiene una diferencia fundamental respecto a cualquier amigo que podamos tener. El nunca nos va a fallar. “Si nosotros fuésemos infieles, él permanece fiel” (2° Timoteo 2: 13). Es aun más que un amigo y un hermano; quiere ser el Señor de nuestras vidas porque sufrió los dolores intensos de la cruz para llevarnos a Dios. El castigo de Dios que merecíamos nosotros, lo cargo él en la cruz en lugar nuestro. Para conocerlo solo basta depositar toda nuestra confianza en su persona. Como un amigo quiere escuchar todo lo que nos pasa. Pero para acercarnos y apropiarnos de este amigo debemos creer en la obra que él hizo en la cruz por cada uno de nosotros, pecadores. Y si el Señor Jesús ya es nuestro amigo, debemos conocerlo más. El quiere conocernos más y quiere que lo conozcamos más a El. Por eso debemos estar cerca de él y andar por donde él anduvo. Dios nos ha dejado su palabra, la Biblia, mediante la cual podemos conocer al Señor Jesús y crecer en su gracia y su conocimiento (2° Pedro 3: 18)

Por Lucas Paulino.

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