Jueves 08. Un único evangelio

“Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente.”
Gálatas 1: 6


Los de la iglesia de Galácia estaban haciendo algo mal, y era seguir un evangelio diferente al que les anuncio el apóstol Pablo, es decir, cambiaban cosas del evangelio de Dios, por otro diferente.
Es necesario entender que la Biblia es una sola, y a lo que Dios dice “NO” nadie lo puede trasformar en un “si”. El objeto de que los creyentes tengamos las escrituras es para que podamos encontrar en ella el modo de vida que a Dios le agrada (entre muchas otras cosas); por eso, cambiar algo que encontramos en ella es un pecado. En ocasiones lo hacemos sin malas intenciones, tratamos de acomodar algo de las escrituras para nuestra comodidad o conveniencia, tal vez con la mejor de las intenciones, pero sepamos que está mal delante de Dios. Y lo hagamos inconcientemente o no, no hay excusas para alterar algo que está escrito allí.
Pablo dice en el verso 8 del mismo capitulo que ni siquiera los apóstoles, ni los ángeles pueden cambiar e evangelio de Dios. Y en el verso 7 dice que algunos perturban y quieren pervertir el evangelio. El resultado de tal acción, lleva a que la persona sea anatema, es decir maldito delante de Dios.
Las sagradas escrituras son las que nos muestran como es Dios, nos hablan de su persona, de su majestad, de su misericordia y amor; también de sus juicios y sus demandas. Por ello debemos aceptarlas tal y como son, sabiendo de que nosotros somos hombres y Dios es Dios.
Tengamos cuidado con los que tratan de cambiar las verdades bíblicas, y sepamos conocer la Biblia, no sea que nosotros sin saber estemos siendo anatemas.

Por Andrés Vellano

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