Jueves 21. Todos somos uno.

“[…] para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos”.
Juan 11: 52


Se dice que el hombre es un animal de costumbre. En cierta forma es verdad. Al vivir mucho tiempo en un lugar, uno se acostumbra a ir siempre al mismo supermercado, a sacar la basura al mismo horario, a cortarse el pelo en la misma peluquería, a comer siempre a la misma hora, a levantarse temprano, etc.
En la vida como hijos de Dios nos pasa lo mismo. Al vivir mucho tiempo en un mismo lugar, uno acostumbra a reunirse siempre en un mismo lugar. Siempre los mismos hermanos, los mismos ancianos, los mismos jóvenes, y todos nos conocemos de hace años. Pero a veces nos olvidamos que lejos o cerca de nosotros también hay más y más hermanos. Aunque estemos separados todos somos parte de la familia de Dios, de la Iglesia. Debemos respetarlos y amarlos como lo hacemos con los hermanos que se reúnen en nuestra congregación. Pensemos que cuando estemos en el cielo, vamos a estar todos juntos.

“Sois […] conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios”. (Efesios 2: 19)

por Lucas Paulino.

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